Phoenicoperus

He vuelto. Y volver es siempre parte de un ciclo emprendido. Para mi, los viajes siempre han sido una oportunidad para abrir la mente, saber por uno mismo como funcionan otras partes del globo, y para dar espacio a la renovación.

Y para aprovechar el espacio, haré mi propia analogia con el phoenix -todos llegan a hacerla algún día, ¿no?-. Todos la conocen o la han visto, desde el ave de Dumbledore en Harry Potter hasta el logo de la japonesa automotriz Mazda. Para el hombre moderno ha sido EL simbolo del renacimiento fisico y espiritual, de la purificación, del ying chino y de la inmortalidad con la comparación con la resurrección de Jesucristo. Cabe mencionar que para los griegos y los egipcios era semidios simbolizando al Sol -que por cierto muere por la tarde y renace por mañana-.

En el mito, el ave fenix era una de las aves que vivía en el paraíso y anidaba en el rosal. Cuando Eva y Adán fueron expulsados por el pecado original, de la espada del ángel que los desterró saltó una chispa y prendió el nido del fenix. El ave, siendo la única que se había negado a probar la fruta prohibida, se le concedieron algunos dones como la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Además de esto, sus lagrimas eran curativas. La pureza de sus intenciones facilita sus dones y lo deja alto.

Renovarse siempre es purificarse, porque sacamos lo peor de nosotros para quedarnos con lo bueno. Pero a pesar que renací o renové parte de mí, no puedo compararme con el fenix porque disfrutar de la vida nunca ha sido pureza reconocida por la cultura de estos mitos, y si disfrutar no era parte del itinerario, renovarse parece ser sólo una fantasía, un cuento de hadas.

1 comentarios:

Juanfe dijo...

Curioso resulta que la analogía de "El Fénix" tiene mucho de nosotros mismos, los seres humanos. Nuestras lágrimas tienen, efectivamente, poderes curativos... no de la forma en que se muestra en los cuentos, me refiero a que tienen lisozima que degrada la pared de las bacterias, cumpliendo un rol antiséptico. El renacer de las cenizas es propio de los seres vivos: polvo eres y en polvo te convertirás. El trasfondo de esto es, sin embargo, más profundo que leer la frase misma. Somos polvo de estrellas, hijos de una estrella muerta, parte de nuestro Sol...eso es la vida. Por último, podemos acceder a la inmortalidad de diversas formas. Las más simple y obvia de todas es mediante el lenguaje. Los escritos tienen vida útil siempre y cuando la humanidad subsista y la Tierra siga viva. Las ondas de radio nos hacen parte del "vacío" del Universo. El camino difícil... debe ser el más provechoso: elevar nuestro espíritu.

Me alegro que hayas regresado bien =)