Suben, bajan, corren. Viven, caen, crecen. Van día a día en el mismo sentido, tal conductor que sólo debe poner atención al camino. Y el dedo indice es el primero en levantarse. Subes la cabeza, ves la puerta, la pared, ya es de día. Lees lo que escribí. Caminas al baño, te bañas y te vistes.
Te vistes y te vas. Ves tu reflejo y te aseguras que sigues igual que ayer. Hasta la hora no escuchas a nadie. Tienes sueño. Todavía. Bajas la escalera sin borde y a la cocina. Mil vueltas. Dormiste hacia un lado y te despertaste hacia el otro. ¿A todos nos pasa, no?
No hay sonrisas en tu casa, es de mañana. Todos quisieran seguir soñando. Pero hay que ir a construir los sueños. Dices que soñaste algo raro. Se abre la reja y se van. Prendes la radio. A la misma hora, la misma estación. Llegas temprano y te sientas. Sales, hay un gran patio, te gusta caminar. Hasta ahora no escuchas a nadie. No hay nadie.
Llegan personas que ves todos los días. Fabricas un sonrisa, y saludas. Vas al baño. Ves tu reflejo y te aseguras que sigues igual que antes. ¿A todos nos pasa, no? Un hombre habla adelante y escribes. Una mujer habla adelante y escribes. Un hombre habla adelante y escribes. Da vuelta, caminas. No lo hacias antes, pero te dijeron que hacia bien de vez de cuando.
Te vienen siguiendo. Tu igual sigues a otra persona. El sol tambien te sigue. ¿A todos nos pasa, no? Llegas, corres, y te vas. Es buen lugar, hablas con todos, el camino te pareció más largo. Los edificios tapan el sol que te seguía. Te comunicas por un aparato, lo dejas en tu oido un momento. Tienes un bonito pelo, corres por el patio. ¡Te has caido! ¡Tu pierna izquierda está mal eh! No podias caerte pero fue un accidente. Hasta ahora, no escuchas a nadie. Tienes demasiado en lo que ocuparte.
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