Es increible como el animo influye tanto en las vidas. Desde la canción con la que te despertaste, o si la gripe empeoró desde que te acostaste ayer por la noche. Todo recae, todo mueve las bolitas que una a una chocaran con otras y que finalmente te harán reaccionar. Cuando uno está enfermo, siente el animo muy bajo, y es especialmente porque no te sientes bien. En el caso contrario pasa igual, si estás desanimado, lo más seguro es que enfermes. La ultima es simple y llanamente porque el bajo animo reduce la dotación de anticuerpos, y la felicidad lo revierte. Pero cuando sólo cosas malas pasan, o cosas que te pueden desanimar y pensar muchas cosas imprescindibles, si te que puedes enfermar.
La impotencia puede dejarte postrado en una cama del desanimo, porque no puedes hacer nada hoy por lo que quieres arreglar, aún cuando sepas que mañana o pasado si lo podrás hacer. ¿Sin sentido?, tal vez, pero todo está friamente calculado y ensamblado para que todo produzca consecuencias. Como es una nota corta, terminaré en un par de frases más, pero da para mucho. Hay gente que te hace feliz, o extremadamente feliz. Aún cuando en algunos momentos te haga sentir horriblemente mal, es parte del juego, pero no hay otra manera de recibirlo en sentido abstracto. El concreto es tan imprescindible que "sentir" se hace demasiado grande para la distancia.
. . . . . . . . .