La Mala Educación

Es sábado. Hace frío en Lima. Joaquín ha llegado esa madrugada. Está fatigado, de mal humor, cansado de viajar tanto. Pasa la tarde con su hija menor, que está enferma, mal de la garganta. Su hija mayor está en casa de unos amigos. Joaquín y su hija menor se sientan a comer algo. Ella no tiene hambre, pide yogurt y cereales. Joaquín come sin ganas lo que le sirve la empleada, una gordita inteligente y graciosa.

De pronto llega la ex-esposa de Joaquín, la madre de sus hijas. Se queja porque su hija mayor está con sus amigos y no sabe que amigos son. Joaquín le dice que la niña ya tiene catorce años, es inteligente y sabrá cuidarse. Sofía, su ex-esposa, le dice que no deben ser tan permisivos, que deben fijarle limites para educarla correctamente. Joaquín le dice que no cree en los limites, que los limites sólo sirven para transpasarlos, que lo mejor es darle cariño y confianza y dejar que ella decida lo que es mejor para ella. Pero es una niña, protesta Sofía.

No, no lo es, ya es una mujer, dice Joaquín. Tiene 14 años, se exalta Sofía. Tiene 14, pero ya es una mujer, dice Joaquín. Luego añade una frase que encoleriza a su ex-esposa: si quiere tener un enamorado y acostarse con él, es problema suyo. Sofía dice a gritos: ¡No puede tener un enamorado a los 14! ¡No puede acostarse a los 14! ¡ No puedes fomentarle eso a tu hija! Joaquín se defiende: por mí, que tenga enamorado cuando se enamore, y que se acueste con él cuando le provoque, no me importa la edad que tenga, yo confío en ella.

Sofía no podía discrepar más energicamente: ¡No tiene edad para eso! ¡ Tenemos que ponerle limites! ¡No puede hacer lo que le dé la gana! Joaquín discrepa: Lo hará de todos modos, con tu consentimiento o a escondidas. Yo prefiero que lo haga en mi casa, con mi aprobación y mi complicidad, sin que me tenga que mentir. Sofía afirma: ¡Yo no voy a tolerar que ella haga esas cosas en mi casa con su enamorado! Joaquín dice: Entonces lo hará en otro lado, pero no dejará de hacerlo si tiene ganas. Y te mentirá, como ya te miente, porque eres demasiado estricta con ella.

Sofía dice: No puedo creer que te parezca bien que tu hija de 14 años tenga relaciones sexuales! Joaquín pregunta ¿Y a partir de que edad se supone debemos darle permiso para que tenga relaciones sexuales? Sofía no lo duda: A partir de los 18 años, antes no. Joaquín se ríe y dice: Eso es un disparate. Ella hará lo que quiera con quien quiera antes o después de los 18 años, y tu ni te enterarás. Pero si le dices que antes de los 18 no pude acostarse con su enamorado, te odiará y se morirá de ganas de hacerlo sólo para sentirse dueña de su cuerpo y de su libertad frente a ese limite tan caprichoso y arbitrario que le estás poniendo.

Sofía dice: Bueno, esta es mi casa, y acá no se lo voy a permitir. Joaquín dice: Muy bien, tienes derecho a eso. Pero en mi casa, yo sí se lo permitiré. Así que si no la dejas libre acá, se irá a mi casa y allá hará lo que quiera con su enamorado o su enamorada o con los dos a la vez, y contará con mi absoluta complicidad. Sofía se pone de pie y grita: ¡No puedo creer que seas tan estupido y hables tantas tonterias! Luego se va a una comida de la que regresará tarde.

Joaquín se queda con su hija menor. Se ríen. Ella le da la razón. Dice que su hermana tendrá enamorado cuando ella quiera, no cuando sus padres lo decidan -y ni lo sabran-. La empleada gordita y encantandora, que ha presenciado la discusión sonríe a medias. Ya está acostumbrada al caracter risueño y libertino del "joven Joaquín", a las discusiones con la señora por cuestiones morales. Joaquín le pregunta qué opina ella de ese asunto espinoso.

Ella dice: Lo importante es que le enseñen a cuidarse, joven, porque ahora las chicas rapidito no más aprenden. Joaquín se ríe y le pide una limonada más. Luego va a la cama con su hija, la abraza, espera a que se quede dormida y se queda con la cabeza recostada en la espalda de la niña, escuchando los latidos de su corazón.

Save Our Souls? / Recuerdos Agridulces.


Comienzo a creer que las coincidencias no existen. Bueno, en primera instancia, creo que todo tiene una razón, sea fisica o logica, y que por consiguiente, todo es consecuencia de una causa. Eso significaría que cada cosa que hagamos tendría una consecuencia directa en nuestro futuro.

Una de las primeras cosas que discutí con alguien por más de 3 horas, era el hecho de que las amistades son ciclicas y variables. Eso es lo que yo creo. Quizás lo digo con más proyección que experiencia, pero cuando lo discutí con esa persona, bueno ...además de decirme que sería "otro misterio que intrigará y arruinará mi vida" resolví finalmente esperar y observar.

Y sucedió. Así como yo perdí amigos a principio de este año, tambien hice nuevos. De hecho, comienzo a pensar tambien que el hecho de renovar amigos involucra un cambio en la madurez. Finalmente la vida resuelve renovarlos sin importar cuanto los necesites, pero terminas madurando con el proceso mismo de igual forma. La persona que pensaba que no perdería a sus amigas, las perdió tambien. Ahora le toca madurar...como a mi.

Es muy dulce ver a aquellos que perdiste durante cortas visitas. Y aunque suene pesimista, parece que es el único camino. Nunca pensé que diría esto, pero cerrar los capitulos tambien es madurar. El poder recordar cosas sin tener ese sabor agrio en la mente sobre una persona es madurar. O al menos superar las situaciones. Y maldita sea...me muero por cambiar eso, pero creo que sumado a cosas descubiertas ultimamente, estoy psicologicamente derrotado frente a esas puntuales decisiones. Me tienta y me sigue tentando crear oportunidades, pero no me dejan poder ver donde construirlas.

Creo que ya es hora. Si no recupero ese dulce elixir luego. Esa satifacción que sentía hasta en una pantalla de computadora por las iniciativas, el camino que se abrirá será uno demasiado cercano. Demasiado. No te engañes.